Quienes trabajamos en la clínica y/o en la asistencia a mujeres que padecen maltrato en cualquiera de sus formas nos enfrentamos muchas veces a situaciones donde parecería haber un consentimiento en la relación de dominio, consentimiento que toma la forma discursiva: «A pesar de todo, lo quiero». Núcleo duro y resistente, una declaración final que sitúa al amor como aquello que persiste y justifica todos los sufrimientos y padeceres. Esta posición desafía nuestras teorías y, en ocasiones, nos frustra. ¿Cómo entender esta adhesión patológica a un objeto que daña, maltrata, sojuzga y tantas veces mata?
El maltrato psicológico mucha veces es invisible a los ojos de los demás, es lento y silencioso, se va incorporando en la vida de las mujeres, hasta que llegan a un punto que se encuentran totalmente bloqueadas y anuladas dependiendo del hombre en su totalidad.
La terapia nos permite un “Darse Cuenta” de esta dependencia emocional y tipo de maltrato psicológico y silencioso, no reconocido dentro del entorno social ya que no hay golpes, no hay lesiones pero si hay anulación, represión sumisión y dependencia hacia la pareja.